No hay buenos terapeutas, sino buenos pacientes
- Sandra Gamero
- 5 feb 2018
- 1 Min. de lectura

No hay buenos terapeutas, sino buenos pacientes; son ellos, no lo olvides nunca, los que han hecho posible que su proceso siga adelante.
El paciente ya es lo que es, lo único que va a suceder en el proceso terapéutico es que va a empezar a abrirse: primero ante nosotros, pero sobre todo ante sí mismo; nosotros tan sólo lo acompañaremos, le brindaremos la ayuda necesaria o la no ayuda si es lo que necesita, y seremos testigos de su renacer. Tan sólo eso.
Nos mataremos simbólicamente hablando una y mil veces, pero como lo haríamos con algo muy valioso que ha sido dañado, que llega a nuestras manos y que protegemos, cuidamos e intentamos encontrar los medios para reconstruirlo, repararlo.
Pero esa obra de arte no es nuestra, es del artista primero o, para llegar más allá, de la humanidad. No peques nunca de considerarte parte responsable de su vida, de sus artes y potenciales.
Conserva siempre tu sitio: el del partero que ayuda a dar a luz, pero que ni es el bebé que está naciendo, ni es la parturienta que está trabajando para que nazca con dolor y amor.
Tu sitio es tan sólo el del que está al lado, para que lo sea necesario, para lo que tú le sirvas, le sostengas, le contengas.
Pero todo, todo lo demás es de él y para él.
Loretta Cornejo Cartas a Pedro: Guía para un psicoterapeuta que empieza.
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